lunes, 19 de marzo de 2012

De ver una obra de teatro...

Si, me movió el morbo... Me movió el querer ver así de cerca a un nominado al Oscar. Ver a un Demian Bichir que -la verdad sea dicha- si tiene algo es perservancia pues van muchos años que no deja de sonar su nombre. Si además tenía la oportunidad de ver a Ana de la Reguera (pese a que la idolatría que le había profesado se rompió el dia que la escuche en una desafortunada entrevista donde hablo del martirio de cancelar su servicio Nextel y dijo "tarde 3 hrs y eso que dije que soy Ana de la Reguera, si no, me hubieran tratado como a cualquiera.." eso la bajó de mi top 2, pero no le quita esa sonrisa y esa piel blanca que combina tan bien con un vestido rojo.
En fin, la obra Nadando con Tiburones, a la que fui sin saber mas que lo dije antes, es una adaptación de Una película noventera de George Huang donde, en esa industria hollywoodense tan llena de gente que sabe que la moneda de cambio son las nalgas, hay un rey Midas:Buddy Ackerman. Este personaje que me recuerda a Miranda Priestly de The Devil wears Prada (solo que sin tanto estilo) contrata a un asistente quien es un inocente escritor quien ama el cine y luchara por el amor, la verdad y la justicia ah! Y por que la industria deje de ser una mierda.

Antes de seguir, quiero confesar que, es cierto, no sé mucho de teatro, pero como público, como cuentacuentos, sé reconocer una historia que esta bien contada, se reconocer cuando un actor esta cómodo haciendo lo que hace pero también sé que cuando el actor, pudiendo exigir al público que piense, que reflexione, que se enoje con el personaje, prefiere ser efectista y evitarnos la molestia de pensar buscando sacarnos una risita.

Demian Bichir es un buen actor, tiene un desenvolvimiento que lo pone muy adelante del resto del reparto, se siente bien y muy cómodo en la piel de Buddy Ackerman pero es justo ahí, cuando el personaje requiere ser ese cabrón al que debemos terminar odiando, Demian Bichir lo suaviza con una grosería, un gesto o una mueca que desvirtúa y caricaturiza al jefe de nuestras peores pesadillas. Lo admito, las 3 primeras veces es gracioso pero las restantes 45 llega a cansar un poco al grado de dudar si un fragmento de TOC TOC se había colado a esa obra.

Es que imaginen una de las escenas finales, donde por fin el novato e idealista escritor tiene los huevos para enfrentarse al jefe y no solo eso sino que lo secuestra en su propio departamento, Buddy se despoja completamente de su mascara de cabrón para dejar ver a un Demian que recurre a sus fanFUCKINtasticas groserías para romper la tensión de un dialogo que debería exigir al publico pensar sobre lo que esta viendo.

Por otro lado, en esa misma escena, me pareció imposible creerle a Alfonso Herrera que sufría, un personaje que se atreve a amordazar al jefe pero no se le ve con rabia, o no con la necesaria para hacer lo que esta haciendo. En general el personaje del "gusanito" Gus tiene un solo dialogo donde muestra esa pasión que lo llevo a soñar con lograr algo en la vida, un solo dialogo inflamado de pasión, el resto me sonó a Mandibulin leyendo a Jaime Sabines.

Finalmente, y trato de no sonar ardido por la fatídica entrevista en el radio, si el papel de Dana lo hubiera hecho Maribel Guardia o Niurka, creo que no encontraría ninguna diferencia con lo que aportó Ana de la Reguera, pues necesita -a mi muy personal juicio- mas que un trasero espectacular y una piel deliciosamente blanca para convencer al publico que le dio vida aun personaje.

Insisto, la obra me quedo a deber, espero que algún actor haya buscado crear en alguien esa necesidad, mas bien, exigencia para reflexionar sobre una de las frases mas rescatables de la puesta: TIENES QUE ESTAR SEGURO DE QUE QUIERES LO QUE CREES QUE QUIERES.

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